Sin más gozo que la mirada del perro, la escala de grises invade mi cerebro y vuelvo a verlo todo como siempre.
No hay nada más característico...el gris, la lluvia, la humedad, la soledad y el sentimiento de abandono.
Se activa algo en mi mente, se abre la caja de los recuerdos, el frío en la piel y el humo en mi boca expulsando mi alma con cada exhalación.
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