
Viendo la pequeña inmensidad de vidas ajenas, colapsadas y de grandiosa diminutez, decido conmigo mismo si echarme a volar pues la brisa a esta distancia es una convincente y melosa voz que incita a probarlo todo.
Sigo con la mirada tu destino errante mientras caminas al ras del suelo mortal, y aunque podría llorar sobre ti, mojando tu alma, haciéndola mía...distingo en tus ojos la cobardía y la comodidad de no sobresalir del rebaño en el que te has criado.
Aquí seguiré observando...aunque nadie me vea...seguiré analizándote hasta que la piedra caiga y yo con ella.
en si es como un sueño y un deseo D: me inspiras
ResponderEliminarSueño y deseo van de la mano. También la distancia genera atracción, aunque parezca contradictorio. ¿Quién no ha disfrutado alguna vez de la brisa que te acaricia a otro nivel, a otra altura?...
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