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martes, 7 de diciembre de 2010














Podría sujetar tu marcha...pero no evitaría anclarte a mi y obligarte a vivir de la estática observación.
No sería justo para tus pies, convertirlos en raíces, no podría acariciar ramas en vez de brazos...no podría...jamás...ver caer tus hojas cuando llegue el otoño...
Asomado a la ventana que me acerca a la vida, pasé la tarde hablando con el pájaro escarchado por el frío.
Era la misma brisa la que nos acariciaba a ambos...sin embargo cada uno tenía algo que el otro deseaba.
El tenía alas y yo cobijo...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Buscando almas perdidas para devolverlas a su camino.
Creando ángeles a los que luego romper sus alas.
Nadie busca un salvador pero hay quien se hace encontrar.
La furia del ego, el instinto del viento, sin poder evitar hacer daño.
Menuda carta de presentación...
Lo peor que las olas puedan arrastrar a la playa, la frustración de la roca maltratada por el mar.
Ejecutando, ejecutando...
El verdugo de lo humilde, de lo justo y de lo auténtico.
El juez de la verdad en el alto tribunal de la mentira común.
Pensamientos de belleza con nubarrones cercanos que la afecten inevitablemente.
Gritando al viento hasta la saciedad, con la voz de un ser demoníaco, que no quiere ser escuchada.
Cuantas veces no me he preguntado si serías tú...aquella que me cruzo cuando camino...la que sorprendo mirando cuando levanto la vista...
Cuantas veces no he creído verte en el mundo real y te he sacado del de los sueños...
Las coincidencias no existen, pues todo forma parte del todo, el gran juego de las mentes privilegiadas...
Me consumo como la cera de la vela encendida, mientras que procuro servirte de combustible como llama que eres.
No dejaré que te apagues mientras mi existencia me lo permita.
Cuantas ocasiones, cuantas posibilidades de coexistir juntos, de rozarnos como extraños, sin llegar a conocernos, ni siquiera vernos el uno al otro cuando nos cruzamos y seguir preguntándomelo una y otra vez y otra más...
Como el agua bendita en el cuerpo de un ser oscuro, caen las gotas de lluvia sobre mi...más allá de purificarme, queman como los rayos de sol en pleno desierto.
Desierto de calles mojadas por la agónica impaciencia de quien quiere secarlas para huir de la soledad, para el reencuentro con sus similares.
No hay nada más bello que un ser oscuro brillando.
Siento la claridad en el fondo de mi mente como pinchazos de afilada daga dentro de mi cabeza.
Mi vista se vuelve opaca cuando esto sucede y un lapsus de tiempo define mi momento de ser mortal.
Nunca dejaré de ser un mortal atendido por la inmortalidad, perdurando en el tiempo con el cuerpo dolorido y el alma destrozada.