No anhelaré andar por el fango.
Ni su olor ni su inusual belleza.
Agitaré mis brazos hacia la superficie, aunque duelan.
Aguantaré sin respirar, resistiré sin oxígeno.
Lucharé entre toneladas de agua a mi alrededor.
Ejerciendo presión sobre mi cuerpo.
No anhelaré andar por el fango, si puedo volar en este líquido acuoso.
Volveré a nacer como si flotara, como si pudiera levitar en el.
Ascenderé para disfrutar de la superficie, de lo superfluo.
Veré el sol, que secará mi cuerpo blanquecino y arrugado.
Me llenaré de energía y no anhelaré andar por el fango.
jueves, 15 de abril de 2010
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